Como bien señala Carla Lonzi “la opresión de la mujer no se inicia en el tiempo, sino que se esconde en la oscuridad de sus orígenes” y nos subraya que la diferencia de la mujer con respecto del hombre consiste en haber estado ausente de la historia durante miles de años.
Se centra en el marxismo-leninismo desde una perspectiva de género ácida y decidida. Cuestiona el hecho de que estos movimientos pasaran por alto el hecho de que las mujeres sirviesen para el mantenimiento del sistema capitalista al estar incluidas éstas en el ámbito de lo privado, las cuidadoras y esclavas del hogar y la espina dorsal de la institución familiar. Nos habla pues C. Lonzi de cómo estos movimientos revolucionarios están impregnados de cultura patriarcal. Lo cierto es que menciona entre líneas a la dirigente socialcomunista Clara Zetkin, como una de las pocas que quiso unificar la causa de la mujer a la revolución de la lucha de clases. Es gracias a ella, y Luise Zietz compañera de partido que hoy se conmemora el “día internacional de la mujer, mujer trabajadora” por organizar un acto solidario en Copenhague el año 1910 bajo el recuerdo de la lucha obrera de mujeres, aquellas trabajadoras del textil quemadas por el dueño de la fábrica de Sirtwoot Cotton en 1908, las cuales reivindicaban igualdad salarial y la reducción de la jornada laboral a 10 horas, para poder conciliar la vida personal y familiar, para poder tener derechos básicos.

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